domingo, 28 de febrero de 2010

La ola que no llegó. Sin ofender.


El 27 de febrero a las 7 de la mañana cumplí dos meses en Nueva Zelandia. Parece muy poco en algunos aspectos y muchísimo en otros. Estoy muy orgulloso de poder moverme con relativa soltura por las calles de la ciudad, no asombrarme cuando veo gente vestida en forma elegante mientras calzan jandals, y saber exactamente en qué puntos de Queen Street se juntan los testigos de Jehová para evitarlos. Por sobre todas las cosas, estoy contento con mi elección de país, amén de las amenazas de tsunamis y los terremotos bastante habituales en las dos islas.

Pensaba hacer un balance de mi tiempo en el culito del mundo pero es demasiado pronto para ello. En principio, tengo que estar contento por tener un trabajo bastante bueno, aunque no sea lo que realmente me gusta, flatmates copados la mayoría del tiempo, mis 24 años y la suficiente soledad como para hacer lo que se me antoje con la compañía indispensable cuando realmente la necesito. Por sobre todas las cosas, tengo ese sentimiento de que realmente no estoy tan lejos.

El fin de semana ayudé a Robbie a mudarse de depto. Hubieron varios lapsos en los que pensaba “quién carajo me manda a decirle que sí a este kiwi que tiene más muebles que el Café Tortoni, cuando hay un solazo que raja la tierra y yo podría estar tirado panza arriba en la playa rascándome hasta tener psoriasis “. Pero bueno, siempre es positivo que te deban favores y no ser uno el que los debe. Haberme cagado de tal forma el fin de semana moviendo cajas me sirvió para ahorrar mucha plata porque no pude salir ni viernes ni sábado. Robbie nos invitó a todos los asistentes a cenar, gracias a lo cual no tuve que pagar mi cena, ni mi almuerzo al otro día; también a cargo del anfitrión.

Llegó Marzo y con él las llamadas a Westpac para cambiar la tarifa de impuestos que se paga por las inversiones, se duplicaron. Hoy comencé a trabajar a las 8:30 de la mañana, casi casi llego tarde, pero no contaban con mi caminar ligero a contratiempo las calles de la ciudad. 8:27 estaba subiendo al ascensor, 8:29 sentado en mi escritorio prendiendo la computadora mientras la gritaba a Farisha “no me traés un flat White?”. I did it. Sobreviví una semana y media este trabajo. Incluso diría que casi estoy empezando a entenderle al inglés paposo que se sienta al lado mío. Supuestamente este contrato se termina en abril y en mayo comenzaría a trabajar para el Hyatt en la recepción, pero debo ponerme en contacto con ellos para que no se olviden cuánto me quieren y me necesitan. Al fin y al cabo la gente suele creer que yo hablo no se cuántos idiomas porque pronuncio bonito 3 o 4 oraciones. Si consigo que esas 3 o 4 oraciones tengan vocabulario hotelero, estoy listo. En definitva, decir “single, double, multiple room” en francés o alemán no es tan difícil, tendré que investigar en japonés y portu pero tengo gente que me puede ayudar con eso (guiño, guiño, vosotros sabéis quiénes sois).

Con respecto a la amenaza de Tsunami por el terremoto en chile. Realmente son impresionantes las imágenes que ví y si tienen algún amigo y\o familiar que fue afectado, lo siento muchísimo pero acá nadie le dio pelota. Algunos simplemente no fueron a la playa y listo. Hasta hubo chistes al respecto en algunos diarios. Resulta que acá hay 3 empresas de celulares, Telecom New Zealand (sin relación con la compañía franco-italo-argentina), Vodaphone y 2Degrees (estos últimos unos bastardos por no haberme contratado como Entrenador de sus equipos de atención al cliente a pesar de ser claramente el candidato mejor preparado para el rol). Telecom lanzó hace unos meses una nueva red que se llam XT que parece ser la peor porquería de la historia y miles y miles de usuarios se quedan sin señal cada 3 segundos. Hoy ví una gráfica que decía “El tsunami tiene más cobertura que la red de XT”. No obstante, para que sus corazones tengan ritmos normales, yo vivo en la parte más alta de la ciudad, a 20 minutos del waterfront colina arriba, en un 8vo piso. Hubiese mirado por la ventana si el tsunami llegaba, estando completamente sano y salvo. El edificio donde trabajo seguramente hubiese quedado bajo el agua y yo no podría subsistir sin mi sueldito, pero bueno, nada que con ojitos de cachorro muerto de hambre no se pueda solucionar.

Les dejo los más exóticos saludos maoríes.

Kia ora!

Alejín.

1 comentario:

  1. Hola! Somos Pau y Lila. Estamos probando algo y aprovechamos para saludarte desde aqui. Esperamos que estes bien (sabemos q si) y te mandamos besos varios.

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