viernes, 11 de junio de 2010

Buenos días Christchurch.

Mi rutina diaria hace una semana consiste en despertarme aproximadamente a las 8 o 9 de la mañana, remolonear en la cama un buen rato, vestirme como me salga y bajar la escalera para ir a trabajar. Creo que es la parte más linda de trabajar por alojamiento, es decir, trabajar en el mismo edificio donde vivo y que la distancia entre la “oficina” y mi cuarto sea una escalera.

Depende del día pero termino a las 12 o a la 1 para almorzar unos deliciosos sánguches con la misma ensalada todos los días. Suena triste, lo sé, pero no lo es, sobre todo porque es “gratis” y vengo abusando de los fideos y noodles, así que el cambio viene genial. A los pocos días de empezar también me enteré que tenemos lavandería “gratis”, lavar ropa sin este beneficio puede consumir bastante dinero a veces, así que está bueno.

Tuve tres entrevistas laborales esta semana, dos de las cuales eran una pedorrada pero la tercera, aunque pedorra, paga bastante bien. El trabajo consistiría en tratar de conseguirles más clientes a Telstra, una empresa de telecomunicaciones que se disputa el liderazgo regional de internet, teléfono y, creo, que televisión por cable con Telecom New Zealand. Trabajaría de lunes a miércoles de 12 del mediodía a 8 de la noche, jueves y viernes de 8 a 4; sábados de por medio de 12 a 5 de la tarde y te exigen que consigan un número determinado de clientes al mes (por teléfono). El contrato inicial es por tres meses pero prometen renovarlo si están conformes con tu trabajo. Yo, demás está decirlo, con 3 meses me basta y sobra para juntar dinero e irme a la mierda, siendo la mierda Wellington, que es mi ciudad favorita.

Otra de las cosas que tengo a favor es que la empresa que me ofrece el contrato es la misma para la que trabajaba en Auckland. Yo estaba contratado por Madison Recruitment cuando trabajaba para el banco y es Madison Christchurch quien me hizo este ofrecimiento. Al llegar a las oficinas el viernes de la semana pasada les dije: hola, soy , yo estaba trabajando para Madison en Auckland pero me mudé a la isla sur y pensé que sería buena idea registrarme con ustedes porque son requeté geniales y los quiero muchisisisimo. La rubia caracúlica que me tomó los datos me dijo que no tenía tiempo de entrevistarme hasta la semana siguiente, es decir, hoy día. Al llegar, me hicieron completar doce mil formularios con información personal, de la visa, de mis antecedentes penales, el grupo sanguíneo de mi bisabuelo y todas las nerdadas que te piden antes de siquiera tomarte una entrevista, las completé con una sonrisa y se las pasé a la secretaria a la que llamaremos, ponele, Jesusa; no sin antes decirle que tengo la partida de nacimiento para que también la fotocopie por el tema de los nombres Roman y Roman-Fuster que todos ustedes conocen. Le aclaré igual que las oficinas de Auckland ya conocían el temita de los nombres. Jesusa me miró y me dijo “pero si vos ya laburaste con nosotros en Auckland, completaste todos estos formularios al pedo porque ya te tenemos en el sistema”. Al rato, Jesusa me mandó a la rubia caracúlica para entrevistarme, quién me dijo “no sabía que habías trabajado para nosotros”.” Ah, bueno, sí, trabajé para ustedes” contesté, evitando decirle “te lo dije la semana pasada en mi oración de presentación y es el último trabajo que tengo en el currículum, pelotuda”. Luego de 1 hora de entrevista y testeo, salí rumbo a la biblioteca a encontrarme con los chicos.

En la ciudad hace frío, bastante. Al parecer, es posible que el lunes próximo tengamos nieve, lo que sería genial por, quizá, 12 horitas. Como para verla y ya, porque después empieza a joder. En los hostels donde vivimos está cagado de hispanos y alemanes, siendo una fiel réplica a la situación en el resto del país. Con los que nos cruzamos hasta ahora son todos muy piolas. Unas chicas uruguayas a las que les cagamos el laburo en el hostel porque se quedaron dormidas, unos chilenos que conocimos anoche, argentinos, argentinos, argentinos, de todo tamaño color y acento. Pero todos, absolutamente todos estos hijos de puta que se llaman así mismos hispano parlantes, tienen el empeño de llamar “Acomodación” al alojamiento y librería a la biblioteca. Nosotros, chicos real academia, estamos a 3 “acomodaciones” o “librerías” de sacar un revolver. Un poquito más de respeto, gente. Murieron muchos nativos para que ustedes tengan esta lengua y encima se cagan en ella.

Bueno, no tengo mucho más por contar así que les dejo un fuerte abrazo de oso.

Me leerán prontito.

Besos,

Alejijou.

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