sábado, 15 de mayo de 2010

El reencuentro bis.


Como les conté en el post anterior, yo estaba muy tranquilo en Auckland una tarde de domingo durmiendo una siesta preciada e ignorando por completo mi celular- En las últimas semanas he estado ignorando mi celular muy seguido porque simplemente no tenía ganas de hablar con mucha gente. Parece ser que tengo una cara que grita “contame tus problemas” a pesar de no tener la mínima intención de escucharlos, por eso, esencialmente, es más fácil ignorar el celular y después ser muy honesto al respecto: te ignoré porque no tenía ganas de que me cuentes tus problemas. Es sorprendente lo bien que se lo toman acá – pero cuando finalmente miré el aparatejo luego de un par de horas, noté que tenía 5 llamados perdidos de Federico. Lo llamé, me dijo “qué mierda estabas haciendo? Hace dos horas que estamos en Auckland para verte pero vos ni pelota”. 15 minutos más tarde nos fundimos en un abrazo los tres, tomamos nuestras manos, hicimos un círculo, cantamos, nos teñimos de rubio, nos trenzamos el pelo, buscamos una colina y rodamos colina abajo al ritmo de la risa más oligofrénica que puedan imaginar.

Los chicos estaban en la ciudad con la excusa de cambiar el radiador pero yo sabía en el fondo que eso era una patraña. Estaban ahí para verme a mí, seguramente tuvieron que romper el radiador para tener la excusa perfecta pero yo no juzgo los intentos desesperados de atención que genero en la gente que me rodea. Everybody wants a piece of me. Es una realidad, tengo que vivir con eso. Salvo los empleadores de Auckland, por supuesto.

Tanto Fede como Fabio desde el primer segundo me propusieron que me vaya con ellos dejando atrás a la demoníaca ciudad, para ver más el país, poder contar ovejas – en definitiva, mi objetivo en estos lares. A medida que las horas nos saludaban infames, esperando sin suerte que me llame alguno de los empleadores con los que me había entrevistado, o el pelotudo que me dijo me llamaría el lunes a las 8 de la mañana para la entrevista, para lo cual me levanté a las 6 de la mañana, al pedo. No me respondió los llamados y fue demasiado para mí.

Fue entonces cuando entré en crisis ¿qué mierda quieren? Me preguntaba. Tres años en Microsoft con las mejores referencias, recién graduado de la universidad, con experiencia laboral en el segundo banco más grande del país, que también está dispuesto a darme buenas referencias, visa de trabajo pero nadie me contrata. Todos me halagan en currículum pero nadie me contrata, se pueden ir todos a plumas verdes. Yo me vuelvo a Buenos Aires que será una cagada pero es mí cagada y cada porteño pelotudo es mi pelotudo. Donde tengo trabajo, a mi familia, a mis amigos; me vuelvo, me hago cristiano y empiezo a rezar para que todos los volcanes entren en erupción al mismo tiempo y la reputa que lo parió.

Los chicos me dieron una cachetada, un poco para calmarme, un poco para saciar su apetito sado-masoquista. “Calmate. No te volvés a Buenos Aires porque vas a estar llorando como niño chiquito cuando te encuentres con el primer burócrata, cuando el que maneja no te dé paso o cuando tengas que volver a trabajar. Terminá el año acá y vemos. Podés venirte con nosotros”. Lo pensé unas horas mientras subíamos al Mount Eden en el tutú para sacarnos unas fotos preciosas que no podemos sacar de la cámara porque me había olvidado la memoria en casa. Acepté el desafío.

Dos horas después de haberme decidido, recibí un llamado de una empresa que estaba “impresionada” con mi cv y quería tener una entrevista al día siguiente. Dije que sí pero los chicos se quedaron ahí mirándome cual pollito mojado “no te venís?” lo pensé mejor, volví a llamar a la mujer de la empresa en cuestión para decirle “lo siento, tenía planes previos, me tengo que ir a Tauranga mañana, no será posible”. Al día siguiente recibiría un segundo llamado de otra empresa con intenciones de contratarme. A veces la vida es graciosa.

La cuestión es que estamos acá en las afueras de Te Puke, viviendo con un grupo de personas maravilloso, incluida Louise, que hornea todos los días algo distinto pero delicioso, que le encanta compartir con todos. Creo que hornea para caernos bien, conmigo funciona siempre y cuando no me empiece a cobrar por todas las cosas que como. Ya tenemos tres distintos trabajos pero estamos esperando que el tiempo mejore para efectivamente empezar con el laburo. Es una experiencia completamente nueva, sólo por dos semanas, para juntar algo de plata e irnos a la isla sur a seguir con la aventura.

La paz que tengo ahora es impagable. No tenemos internet, no tenemos señal la mayoría del tiempo en el celular, tenemos 7 cachorritos en la casa, un par de ovejas, kiwis, limones y tortas gratis. Pero, por sobre todas las cosas, estamos los tres juntos. Se siente muy bien después de 3 meses solo. Fue algo extremadamente necesario, inclusive es posible que me vuelva a separar de los chicos en un par de meses pero se siente bien estar rodeado de gente mía.

Vi un par de pucheros en la despedida a Auckland, lo que me hizo sentir bien también, no porque me guste ver a la gente sufrir pero el saber que tengo la posibilidad de generar un impacto positivo.

Me pasé de las palabras.

Kia ora,

Alejijo.

2 comentarios:

  1. Bueno, Genial!. A disfrutar de la nueva experiencia!
    Cuando puedas manda fotos del lugar...Abrazoo!

    ResponderEliminar
  2. Me alegra que estes viviendo todas esas experiencias, todo suma, cada tanto pone algo en el Blog para saber por lo menos que estas vivo, te mando un abrazo, te quiero mucho, tu papá

    ResponderEliminar